En casi todas las casas seguro que hay lapiceros de colores tirados por el escritorio o algún cajón. Cuando están rotos o a medio gastar podemos reciclarlos en pendientes, un cuadro o un botón.
El proceso es muy sencillo y una vez cortados podemos hacer las combinaciones que queramos.
Elegimos los colores que nos gusten y los cortamos con la sierra.
Un poco de lija para dejarlos perfectos.
Y podemos emplearlos para decorar un cuadro o dar un toque de color a un cojín.